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Nashma Brou: “Las redes sociales no son tan importantes como para dejar que nos provoquen sufrimiento”

Redaccion| 14 de septiembre de 2021

La psicóloga e influencer online Nashma Brou, especialista en amor, felicidad y neurociencia, habla de la importancia de cuidar nuestra salud mental frente a una posible relación tóxica con las redes sociales. Nashma acumula casi 200.000 seguidores en TikTok, una plataforma en la que comparte, desde el confinamiento, tips sobre felicidad y bienestar.

Cada vez son más las influencers digitales que aprovechan sus perfiles sociales para reivindicar la presión mental que supone una exposición tan extrema como la que exige su profesión. ¿Es un peaje que deben pagar o hay fórmulas/técnicas para sobrellevar esa presión social a la que están expuestas?

Mucha gente no entiende que personas influyentes que generan dinero a través de su imagen puedan quejarse de la presión social a la que están sometidas. Debemos reflexionar y tener cierta empatía para entender que viven bajo un examen constante. Se juzga lo que hacen, lo que dicen, como visten… sin hablar de los comentarios, a menudo ofensivos, que reciben. Entonces, ¿tienen que pagar ese peaje? La respuesta es que son los propios influencers los que deben ser capaces de sobrellevar esta presión, de gestionar esta parte no tan agradable de su actividad.

Ser influencer online debería ser un trabajo convencional. Saber separar la vida real de los contenidos, aunque siendo fiel a unos valores propios. No vale lo de ‘todo por la fama’. Aceptar que en un momento dado los seguidores serán menos y otras veces serán más. Disminuir la presión es decirnos a nosotros mismos que nada es tan importante como para dejar que nos provoque sufrimiento.

 

La principal solución que plantean las influencers digitales para mejorar su salud mental y su bienestar en general es la desconexión. Si tenemos en cuanta que las redes sociales son su principal fuente de ingresos, ¿es posible mejorar la situación psicológica sin llegar al extremo de abandonar momentáneamente su actividad laboral?

La presión la sufren influencers, youtubers, tiktokers… personas que mediáticamente están bajo la presión de la fama. Pero en este caso la presión está en la misma esencia de la actividad, ya que es así como funcionan las redes. No quiero decir que no haya personas con trabajos convencionales que sientan esa presión, pero no es algo intrínseco como sucede en las redes sociales. No es habitual plantearnos dejar nuestro trabajo si este nos gusta y nos motiva, pero en el caso de los influencers digitales esta duda sí se plantea. Cuando nos planteamos este tema tenemos que buscar el origen de las situaciones que nos producen malestar e intentar solucionarlas. Cuando este trabajo es, de alguna manera, la exposición constante en los medios va a resultar difícil desconectar si no conceptualizamos lo que supone esta actividad para nosotros.

Es verdad que la exigencia de las redes hace muy difícil la desconexión, pero debemos tener en cuenta que es importante mantener nuestra parcela vital en el concepto y en el tiempo. Determinar nuestras horas de trabajo o realizar otras actividades que no se muestren en las redes puede ayudarnos a mantener nuestra privacidad, disminuir la presión y proporcionarnos cierto descanso.

 

«A la mujeres en las redes se las fiscaliza mucho más por su físico»

 

La mayoría de influencers digitales que han manifestado públicamente esta presión social son mujeres. ¿Cuál crees que es el motivo? ¿Las mujeres sufren más este tipo de situaciones que los hombres?

No sé si las mujeres sufren más este tipo de presión que los hombres o lo viven y lo expresan de otra manera. Lo que sí es cierto es que a las mujeres se las fiscaliza mucho más por su físico. Además, las mujeres tendemos a tener respuestas más emocionales. Por lo tanto, podríamos decir que las mujeres sufrimos esta presión más que los hombres, aunque no podemos hacer afirmaciones categóricas.

 

Las redes sociales potencian expectativas, muestran una supuesta perfección en los cuerpos y en estilos de vida irreales. ¿Por qué se castiga tanto la naturalidad o las imperfecciones?

Las redes sociales son un medio relativamente nuevo. Una plataforma en la que no hay ningún moderador, donde surgen estrellas mediáticas que no necesitan tener ninguna habilidad para crear tendencias de consumo. Según algunos estudios, más de un tercio de los contenidos que consumimos en las redes son publicidad. Anuncios que venden, principalmente, belleza, perfección, riqueza o fama. Se diría que los contenidos más exitosos no están tan lejos de los spots publicitarios convencionales, donde el mundo es simplemente perfecto. El problema es que los protagonistas de los ‘spots’ de las redes sociales se ven obligados a hipotecar su propia vida y mantener esos cánones de belleza marcados por el consumo.

 

Otro tema que debemos tener en cuenta son los algoritmos que utilizan redes como Instagram para mejorar la visibilidad de los contenidos de los perfiles más activos. Que la propia red social penalice la inactividad, ¿puede suponer un extra de presión en este trabajo de jornada 24/7?

Es verdad que al algoritmo le gusta que pasemos el mayor tiempo posible dentro de la plataforma para premiarnos con mayor visibilidad. Esto hace difícil que sea uno mismo el que decida cuánto tiempo dedica a las redes. Si lo comparáramos con un trabajo convencional, veríamos esta gran diferencia. Las redes actúan con verdadera tiranía en este sentido, por eso hay que intentar lograr una dedicación mesurada que no se trague literalmente nuestra vida.

 

«No podemos perder de vista ni la realidad, ni nuestros valores y mucho menos la fidelidad a nosotros mismos»

 

La relación que tenemos con las redes sociales puede ser de muchos tipos. ¿Cómo podemos detectar que este vínculo se está convirtiendo en una relación tóxica?

Es una alerta que todos debemos tener. Hay que tener en cuenta que muchas de nuestras interacciones en internet se basan en el «estimulo/recompensa» y eso a nuestro cerebro le gusta. Pero no quiere decir que sea bueno para nosotros. Creo que es importante, tanto para usuarios como para influencers online, ser muy conscientes de que las redes son un mundo virtual, que, aunque muchas veces son un reflejo de la sociedad, no la sustituyen. Es decir, las redes deberían ser ese algo más que nos conecta, donde aprendemos, donde a veces nos divertimos. Pero hay un mundo ahí fuera que nunca debemos abandonar. El reconocimiento que perciben los influencers digitales es muy gratificante. Ganar dinero con ello es algo que nos satisface a todos, pero debemos valorar muy bien qué vamos a ofrecer a cambio de la recompensa. No podemos perder de vista ni la realidad, ni nuestros valores y mucho menos la fidelidad a nosotros mismos.

¿Qué impacto pueden tener las redes sociales en nuestra salud mental? Independientemente del número de followers que tengamos, ¿de qué manera pueden influenciar los likes y los comentarios en nuestra felicidad? ¿Puede eso generar o desencadenar una adicción?

El reconocimiento, el aumento de seguidores, los likes o los comentarios positivos nos generan gratificación. Cuando recibimos estos estímulos el cuerpo libera dopamina y transmite una sensación de bienestar. La dopamina es el neurotransmisor que interviene en los mecanismos de recompensa de nuestro cuerpo, la que conocemos como hormona del placer. Y la dopamina juega un papel clave en el desarrollo de las adicciones. En la adicción a las redes sociales, entramos en un bucle de recompensas, que nos lleva a repetirlo una y otra vez. Eso termina por absorber tiempo a las demás actividades de nuestra vida, perjudicándola sin duda. De todos modos, es importante saber que la adicción es un síntoma de algo más profundo, que hay que trabajar y pedir ayuda. A un influencer online le van a pedir, de alguna manera, que muestre actitudes, recomiende ciertos consumos, se convierta en una figura atractiva, sea fuerte. En definitiva, que sea perfecto. Es por eso por lo que hablaba antes de la fidelidad a uno mismo. Lo óptimo para un influencer digital es que sea él mismo el que marque las reglas, aunque sea arriesgándose a perder seguidores. A largo plazo, la franqueza, la sinceridad y el control de tu actividad serán beneficiosos. Sobre todo, para no sufrir trastornos como la ansiedad o la depresión.

 

La autoestima es otro término que aparece siempre que hablamos de redes sociales ¿Es tan importante la aceptación de los demás, incluso de personas desconocidas, en nuestro propio bienestar? ¿Son más vulnerables las personas con baja autoestima?

Según varios estudios, el aumento de la baja autoestima es mayor a medida que aumenta el tiempo y la frecuencia de conexión y exposición en las redes sociales.

Así que es necesario trabajar la autoestima de cada persona para poder disfrutar de las ventajas de las redes sin que eso suponga un riesgo para la salud mental.

 

«Perder la capacidad de concentración, no ser capaces de leer textos largos o pasar poco tiempo al aire libre son síntomas de adicción a las redes sociales»

 

¿Las redes sociales pueden ser un buen alimento para nuestro ego?

Del mismo modo que es un subidón de autoestima, también hace que nuestro ego sea más grande. Aunque siempre dependerá de cada persona. Son conceptos que van desde la vanidad, la autosatisfacción o la autoestima. Lo real es que el reconocimiento de los demás nos hace sentirnos mejor, al menos de manera momentánea.

 

¿Existe algún síntoma o alguna señal que nos indique que el uso y el consumo de las redes sociales está perjudicando nuestra salud mental?

Se trata de los comportamientos adictivos los que nos hacen renunciar a otras actividades, como por ejemplo tener las redes siempre en mente o pensar demasiado en ellas. Perder la capacidad de concentración, no ser capaces de leer textos largos o pasar poco tiempo al aire libre son algunos de esos síntomas.

 

¿Qué otros efectos pueden provocarnos un consumo excesivo o poco apropiado de las redes sociales? ¿Puede afectarnos a nuestro descanso a nuestra concentración?

Está claro que nuestro cuerpo tiene un ritmo diario de comidas, de descanso, etc. Si lo alteramos, si no damos tiempo y calidad al reposo, a la alimentación o al ejercicio, debemos encender una alerta y corregir el problema.

 

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