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Huella digital vs. derecho al olvido virtual

R3pyme| 16 de octubre de 2019

El egosurfing, buscar nuestro nombre en Internet para comprobar la información propia almacenada en los resultados del motor de búsqueda, es un juego del que la mayoría hemos participado alguna vez sin sospechar siquiera su exótica denominación en la jerga de la red de redes. Ni tampoco que el rastro, la huella digital que acumulamos, es tan amplia y, en ocasiones, tan escandalosamente profunda que puede llegar a repercutir negativamente en aspectos palpables de nuestra vida real.

Las nuevas tecnologías nos han acostumbrado a formas igualmente novedosas de conocer e interactuar con el entorno: buscamos qué comprar y pagamos en ecommerces, adquirimos opinión y opinamos a través de canales online, nos relacionamos socialmente contemplando y publicando instantáneas del día a día desde el perfil de Facebook, Twitter o Instagram, disfrutamos las posibilidades de infinidad de aplicaciones gratuitas…

De lo que la mayoría no somos conscientes es de que los datos relativos a nuestras acciones en Internet son sistemáticamente recopilados e indexados por los buscadores a través de diferentes técnicas de seguimiento:

  • El registro y clasificación ordenada que el algoritmo de Google, Bing o Yahoo realiza de cada una de nuestras apariciones virtuales en páginas web o documentos.
  • Las cookies que, en forma de pequeños paquetes de datos, el navegador envía y almacena en nuestro dispositivo como reflejo de actividad.
  • El catálogo de contenidos que, en distintos formatos, actualizamos y compartimos durante años en nuestras cuentas de las diferentes redes sociales.
  • La recolección de información privada con interés económico, desde los contactos de la agenda hasta el historial de ubicaciones, en el dispositivo donde hemos instalado una aplicación gratuita.

El modelo de monetización adoptado por la mayoría de los servicios web se fundamenta en ofrecer prestaciones a coste cero a cambio de rentabilizar la audiencia o los datos recogidos del usuario a través de campañas de publicidad personalizada.

Por el camino, la huella digital de nuestros datos publicados en Internet queda registrada permanentemente, pudiendo adquirir especial importancia y repercusión en determinados momentos y decisiones de nuestra vida privada.

Derecho al olvido

Frente al testimonio perenne de la huella digital, existe lo que comúnmente suele denominarse como ‘derecho al olvido en Internet’ que, más allá de esporádicas preocupaciones personales, se ha convertido en un problema de tal magnitud que las distintas administraciones han tenido que incorporarlo en un capítulo especial de sus normativas sobre protección de datos.

La Agencia Española de Protección de Datos lo define como El derecho a solicitar, bajo ciertas condiciones, que los enlaces a tus datos personales no figuren en los resultados de una búsqueda en Internet realizada por tu nombre”. En el mismo, se incluye “…el derecho a limitar la difusión universal e indiscriminada de datos personales en los buscadores generales cuando la información es obsoleta o ya no tiene relevancia ni interés público, aunque la publicación original sea legítima (en el caso de boletines oficiales o informaciones amparadas por las libertades de expresión o de información)”.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sentado también jurisprudencia al respecto cuando reconoce, en una sentencia del año 2014, el derecho de los ciudadanos a pedir a un buscador que borre los enlaces a información personal de su huella digital que ya no es pertinente, aunque sea cierta y pública.

Hay que recordar, sin embargo, que la libertad de expresión e información limita este derecho a personas anónimas. Los personajes públicos solamente podrán pedir la supresión de noticias, comentarios y opiniones cuando éstas hayan incurrido claramente en delito.

Reducir la huella digital en Internet

Más allá de la legislación y de los organismos, existen recomendaciones a través de las cuales podemos aumentar y mantener el anonimato en Internet minimizando la huella digital de nuestras actividades:

  • Borra o desactiva todas las cuentas de redes sociales, compras y servicios web que ya no utilizas.
  • Revisa la configuración de privacidad de tus perfiles sociales activos. Todas y cada una de las plataformas donde se encuentran ofrecen diversas opciones para controlar la audiencia que puede acceder a tus publicaciones.
  • Intenta ser selectivo y sé consciente del contenido que publicas, de hacia quién va dirigido y de la posterior repercusión que pudiera tener.

Internet Society (ISOC), la única organización no gubernamental y sin ánimo de lucro dedicada en exclusiva al desarrollo mundial de Internet y con la tarea específica de concentrar esfuerzos y acciones en asuntos particulares relacionados con la red de redes, te ofrece un interesante tutorial en el que podrás revisar qué tipo de huella digital estás dejando y cuáles pueden ser sus posibles efectos.

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