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Las empresas se suman al reto diario de la sostenibilidad

Miguel Ángel Ossorio Vega| 4 de junio de 2021

La sociedad ha comprendido la importancia de crear un mundo más justo y con sostenibilidad. Y, como piezas claves, las empresas se han sumado al reto de mejorar sus procesos y productos para proteger el planeta. El ejemplo de HP es la historia de cómo repensar una compañía para legar un futuro sostenible a nuestros hijos.

Casi cualquier cosa que hagamos en nuestro día a día tiene un coste para el planeta. Ya sea ir a trabajar (da igual si es en coche o en bicicleta), comer o disfrutar de un paseo vespertino: en algún punto se han generado residuos, emisiones o consumo de recursos. No podemos culparnos por vivir, pero sí por no hacer nada por reducir el impacto de nuestro día a día.

La sostenibilidad hace tiempo que dejó de ser una palanca de marketing para convertirse en un valor empresarial y personal. Así lo demuestran decenas de compañías que, cada año, dan nuevos pasos en sus procesos de producción y concepción de sus productos y servicios para hacerlos más sostenibles.

Un ejemplo paradigmático es el de HP. La compañía estadounidense dio sus primeros pasos a finales de la década de los 60. Años de historia que han engrosado su catálogo de productos conforme avanzaba el ecosistema tecnológico que ha facilitado nuestras vidas. Un sector que, por sus propias características, experimenta una rápida renovación de los productos, generando residuos que no siempre se pueden reutilizar por haber quedado obsoletos.

A pesar de ello, en HP han sabido dar una vuelta al sector. La compañía hace años que repensó sus procesos de fabricación y logística para ser sostenibles desde el inicio de la cadena de producción. Por ejemplo, el HP Elite Dragonfly es el primer ordenador portátil cuyo plástico procede de residuos recuperados del océano. ¿Por qué utilizar plásticos de nueva creación si se puede reutilizar el que contamina nuestros mares? Es un enfoque disruptivo que ha permitido recuperar y reutilizar casi 2.000.000 de kilos de plástico. Quizás sea una gota en el océano (un estudio publicado en PLOS ONE en 2014 estimó que los mares albergan casi 300.000 toneladas de plástico, con un crecimiento de casi 200 kilos por segundo). Pero es una muestra de cómo un simple cambio puede ayudar a crear un mundo más justo (¿se imaginan que todos los fabricantes hicieran lo mismo que HP?).

 

Reutilizar para mejorar

La compañía estadounidense ha logrado que el 80% de las partes mecánicas de sus últimos lanzamientos procedan de materiales reciclados. Y ha ajustado sus procesos de producción para reducir en un 3% su consumo de agua. Se trata de procesos que requieren múltiples cambios, por lo que su impacto no es inmediato. Por eso la compañía ahora trabaja para reducir los recientes incrementos de emisiones -que achaca al crecimiento de las actividades de la compañía-, algo que, mientras se esfuerza en lograr, compensa plantando miles de árboles para compensar sus emisiones (un millón solo en 2020).

Si por algo es conocida la compañía es por sus impresoras. Y eso conlleva un producto que genera muchos residuos cada poco tiempo: los cartuchos de tinta. Si bien ya existen alternativas para rellenar cartuchos, HP ha creado un enfoque que combina la reutilización con el reciclaje. Sus nuevos cartuchos extienden su vida útil a través de la economía circular. Para empezar, están fabricados con plástico reciclado y recuperado, en este caso de botellas de plástico y perchas de ropa. Después, y una vez agotada su vida útil, las empresas pueden solicitar la recogida gratuita a través del programa Planet Patners. Más de 875 millones de cartuchos de tinta ya han sido reutilizados gracias a este sistema. Además, los usuarios de Instan Ink pueden también reciclar de forma gratuita sus cartuchos de tinta y/o tóner.

Puede que estas acciones resulten insuficientes para algunos o lentas para otros. Lo que está claro es que son ejemplos de sostenibilidad a seguir por otros líderes no solo de la industria tecnológica, sino de cualquier otro sector que se precie. Porque son estos pequeños gestos los que crean una gigantesca red de sostenibilidad que impacta en nuestro día a día y, sobre todo, impactará en el futuro del planeta. Ha llegado el momento de repensar el presente para salvar el futuro.

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