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Sandra Sánchez hace historia del deporte en kata

Redaccion| 5 de agosto de 2021

Sandra Sánchez consigue la segunda medalla de oro para España en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y es la primera campeona olímpica de la historia en su modalidad: kata femenina.

Para Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 1981) lo que ha ocurrido hoy ha sido la culminación de un sueño: ganar la medalla de oro olímpica de kata en su cuna, Japón, y contra la dura rival nipona Kiyou Shimizu en una final de infarto. Aunque las dos karatecas igualaron en técnica (19.06), la española venció en la puntuación de físico (8.46 por o 8.28) ante los jueces japoneses. Todo un sueño.

 

Un sueño de oro

 

El sueño de una campeona de récord desde que empezara a practicar este deporte a los 4 años para acompañar a su hermano en su Talavera natal y que le ha acompañado durante toda su vida. No en vano está considerada la mejor karateca de la historia en la categoría de kata femenino después de permanecer durante cinco años seguidos como líder del ranking mundial. Ha sido campeona de Europa en seis ocasiones consecutivas (2015, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2021), lo que le ha llevado a entrar en el libro Guinness de los récords por su número de medallas en el circuito mundial.

Lo que ha conseguido hoy no lo ha conseguido ninguna deportista antes pues no existía. Sánchez ha hecho historia.

Lo que ha conseguido hoy no lo ha conseguido ninguna deportista antes pues no existía. Sánchez ha hecho historia. Ya lo hizo en 2015 al ser la primera karateca española en la modalidad de katas que conseguía alzarse con el primer puesto de la Liga Mundial de Karate. Desde entonces no ha parado y hoy es el orgullo de todo un país, de su comunidad Castilla-La Mancha -es la segunda medalla de oro para un habitante de La Mancha y de Toledo en Tokio, dato cuanto menos curioso- y especialmente de su familia, que no han podido acompañarla en esta hazaña olímpica debido a las limitaciones impuestas por la pandemia.

 

Demostración sin rival

 

No lo tuvo fácil. Cuidar de su madre -enferma de cáncer- le alejó de los cauces formales establecidos para que siguiera su trayectoria en un Centro de Alto Rendimiento (CAR). Pero ella siguió. Se licenció en Ciencias del Deporte (INEF) por la Universidad de Castilla-La Mancha y comenzó a demostrar sus dotes en un mundo dominado por los hombres. Vivió en Australia, donde no dejó de dar clases de karate para niños. A su vuelta, no encontraba apoyos para perseguir su sueño, la tildaban de “demasiado mayor” y no válida, hasta que conoció a su entrenador y actual pareja, el también karateca y seleccionador nacional Jesús del Moral, que confió en ella y la acompañó para perseguir su sueño hasta Dubái, donde valoraron mejor su talento y comenzó a demostrar al mundo su gran éxito en los campeonatos de Europa. Nadie en España la reconoció.

“¡Quiero llorar, quiero reír, quiero saltar!”, exclamaba una Sánchez claramente emocionada ante los medios tras la victoria. Era “la final soñada, en el Budokan y contra Shimizu. Si había que ganar, había que hacerlo así”. Su sueño era una demostración sin adversarios pero con un claro desafío: ser la mejor del mundo, y ella lo ha conseguido.

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