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Repsol reconoce que aprovechó el verano para encarecer la gasolina

Pedro Ruiz| 23 de noviembre de 2020

Repsol ha reconocido que mantuvo los precios de sus carburantes sistemáticamente más caros durante los meses de verano. La confesión, consciente o no, la hizo su consejero delegado, Josu Jon Imaz, cuando admitió ante analistas e inversores recientemente que la compañía había conseguido compensar sus fuertes pérdidas en el último trimestre gracias a “los diferenciales de gasolina más altos”. Así, las gasolineras de la petrolera española fueron las segundas más caras entre julio y septiembre, según los registros de la CNMC.

La compañía prefirió no repercutir la fuerte caída del valor del petróleo, que tocó mínimos históricos, durante los meses de pandemia. Para hacerse una idea de cómo se trucaron los precios al alza por la firma que preside Antonio Brufau se pueden comparar los dos últimos veranos. Así, mientras que entre julio y septiembre de este 2020 el valor del barril de Brent, principal indicador petrolero, cayó más de un 30%, el precio final de un litro de gasolina vendido en una estación de Repsol solo fue un 10,6% más barato.

Todavía más representativo es lo que ocurrió en el mes de septiembre. Así, pese a que el valor del barril de Brent cayó un 11% respecto agosto, Repsol decidió subir el precio medio del litro de gasolina de 1,205 a 1,207 euros. Además, prácticamente fue la única, junto a Cepsa, que elevó sus precios en dicho mes, ya que BP, Galp o Disa mantuvieron el mismo precio o incluso se rebajaron ligeramente.

REPSOL, SALVÓ LOS BENEFICIOS GRACIAS A LA GASOLINA MÁS CARA

Esa agresiva política de precios permitió a la compañía cuadrar sus malos resultados durante el tercer trimestre del año. De hecho, el abuso en los márgenes llevó a Repsol a cerrar el verano de 2020 con mayores beneficios en el área comercial, en el que se encuadra el negocio de las gasolineras, respecto al de 2019. En concreto, el resultado operativo -ingresos menos gastos ligados únicamente al negocio- en la parte de movilidad fue superior en ocho millones al de hace un año.

Un logró que tiene miga, puesto que hubo decenas de millones de turistas menos y, además, en septiembre empezaron las restricciones. De hecho, la demanda en las estaciones de servicio fue un 13% menor a la de hace un año, según calcula la compañía. De ahí, quizás, el afán por subir los precios, ya que la compañía señaló que esos buenos datos se deben a “el mayor peso relativo de los productos [en la gasolina especialmente, como señaló Imaz] con mayor margen y por menores costes”.

Una mejora que ha sido de las únicas alegrías que ha tenido la compañía durante su maltrecho 2020. De hecho, ni siquiera su nueva apuesta por la renovables parece que haya surtido efecto. Así, el resultado de dicha área de negocio (recogida en Electricidad y Gas) “se situó en línea respecto al del mismo periodo del año anterior”. Por el momento, el grueso de la caja que ha presentado en estos meses Repsol se debe a desinversiones en sus exploraciones, pero no es más que una solución temporal.

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