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Oscar Mariné ha llevado el punk a los museos

Juan Carlos de Laiglesia| 27 de abril de 2021

Hablamos con Oscar Mariné, sin duda uno de los máximos representantes del arte pop en España y fundador de la marca MATADERO. Sus obras son todo un icono para los años 80, a nivel nacional e internacional.

Icónico cartel para Pedro Almodóvar.

El calificativo ‘diseñador gráfico’ se queda corto para definir a un creador de imágenes que empezó realizando camisetas, fanzines y portadas de discos para llegar a la comunicación publicitaria de grandes marcas y a ver cómo el Museo Reina Sofía adquiría las portadas de revistas que hizo en los años 80 como objetos de arte.

En los 80 éramos todos muy punks -dice Mariné- y para nosotros era más importante hacer una portada de disco o una revista que un cuadro para el Museo del Prado, porque esa cultura popular pertenecía a nuestra generación y nos llevaba a hacer las cosas con otro punto de vista”.

Reunió a un equipo de ocho personas para trabajar en las camisetas que vendía en la tienda Vanguardia con su socio, el modisto Enrique Zacagnini. El catálogo de esas prendas, Vanguardia Correspondencia, fue su primera publicación.

Absolut le situó al mismo nivel que Andy Warhol.

Oscar Mariné, entre arte y diseño

Cartel para El Día de la Bestia, película de Álex de la Iglesia.

Las camisetas funcionaron muy bien durante dos o tres años y el siguiente paso fue distribuir discos y diseñar sus portadas. La carátula de ¿Cuándo se come aquí?, de los gallegos Siniestro Total, dio la campanada. “En ese momento entendí que tenía que salirme de las pistas de lo que era el diseño y hacer una cosa totalmente diferente a lo que hacía todo el mundo. Esa ha sido mi bandera desde que empecé, un camino propio intermedio entre arte y diseño. Mis imágenes están hechas para funcionar en una revista, en Instagram, en un cartel por la calle, en una exposición, en un museo, en un mural o en una pared de tu casa. Intento que sean útiles, accesibles y duraderas, pero también profundas, poéticas, cargadas de contenido, de experiencias, de energía y de vida”, afirma.

Esa filosofía aplicó a su primer gran hito: la revista Madrid Me Mata, lanzada en el fragor de la Movida Madrileña, que “tuvo un éxito enorme y ahora está en el Reina Sofía porque se planteó como obra artística. Cada página era un collage”.

Dos años más tarde diseñaba con la misma estética provocadora todas las publicaciones de la Expo de Sevilla. Óscar elimina el dilema entre arte o diseño creando imágenes que no clasifica, y nos recuerda que el MOMA neoyorquino está lleno de carteles expuestos como obras de arte.

«Saliéndote de la corriente general, haces cosas que no necesitan ser ‘rediseñadas’»

“Me he criado con maestros artistas y maestros diseñadores, y cuando los juntas tu obra es una mitad de las dos. Saliéndote de lo que es la corriente general, haces cosas que no necesitan ser ‘rediseñadas’. La portada de Siniestro Total, el cartel de Todo sobre mi madre, de El Día de la Bestia o la creatividad de Absolut Mariné no se pueden rediseñar porque son obras que ya están ahí, con su propio sello”, destaca.

El trazo rotundo en sus pinturas de rostros femeninos forma parte de su personalidad artística.

 

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