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Manuel Vilas: el escritor de la intimidad

Influencers| 13 de abril de 2020

Manuel Viñas, para revista Influencers

Era un poeta reconocido entre sus colegas y un novelista apreciado por especialistas hasta que hace dos años publicó Ordesa, la obra que le alzó al pódium literario nacional. Con Alegría ha sido finalista del último Premio Planeta y se consagra para público y crítica. Los laureles le han llegado en la cincuentena y después de mucho bregar, cuando ya los ve como ilusiones sociales.

¿Qué es Alegría?

Una adhesión a la vida. La novela se titula así porque el narrador entiende que el solo hecho de estar vivo es motivo de celebración. Despertarte por la mañana, abrir los ojos, abrir la ventana y que entre la luz, es un milagro. Evidentemente no basta, tendrás que comer y vestirte, pero habría que valorar esto como suficiente para estar vivos.

Parece escrita en un estado de iluminación que no sé si es punto partida o propósito. ¿Esa alegría es a la que quieres llegar o desde la que escribes?

Más bien se llega a la alegría desde el dolor. Hay mucho dolor tanto en mi novela anterior, Ordesa, como en Alegría. Se quiere vislumbrar la alegría procediendo del dolor, que es el origen. Es una búsqueda desaforada de lo bueno de la vida, pero sabiendo que existe toda esa tristeza y ese dolor.

¿No es un lujo hablar de ti mismo hasta el extremo y que sea un exitazo?

Ha habido muchos escritores en la literatura occidental que han sentido la necesidad de construir novelas de contenido autobiográfico. No es nuevo y en la actualidad el caso del noruego Knausgard es el más paradigmático. Yo lo asocio a una exploración de la libertad personal y a la necesidad de entenderse a uno mismo, para lo que la literatura es una buena herramienta. Lo explico como si dos amigos están en la barra de un bar y uno dice “necesito contarte esto que me ha pasado”. El otro inmediatamente abre los oídos porque lo que le cuente puede ayudarle y porque también le refleja como persona. En Ordesa contaba la muerte del padre y la madre, algo que ha vivido todo el mundo o lo va a vivir del lector.

¿Escribiste Alegría de tan buen humor por la gran acogida que había tenido Ordesa?

Para el narrador de Alegría, el éxito social no existe y piensa que no merece nada. El único éxito que entiende es que sus hijos le quieran y eso lo comparto. Yo estoy obsesionado con que mis hijos me quieran. Si uno es padre o madre, su única obsesión es que sus hijos salgan adelante y le quieran. Me he hecho místico en el sentido de primitivo, de ir a lo biológico, y he encontrado verdad en los mandatos biológicos, en el amor de un padre y una madre hacia un hijo he visto una verdad. Es como si en la biología estuviera la verdad final de todo. Lo demás son construcciones políticas, sociales y culturales, que están muy bien porque las necesitamos y nos hacen pasar el tiempo. Yo ahora me estoy tomando esta Coca Cola y la Coca Cola es una ilusión social… [risas] pero hay que recordar los mandatos biológicos como fundamento de la profundidad y la raíz de la vida.

 

 

>>Podrás leer la entrevista completa en el número de marzo-abril 2020 de la revista Influencers.

 

 

 

Por Juan Carlos de Laiglesia

Foto: Ricardo Rubio

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