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Leer la mente en tiempos de distanciamiento social

Coche Echarren| 4 de febrero de 2021

Nuestro vínculo físico lleva mucho tiempo sin recarga, pero seguimos hablando mucho de lejos y, casi sin que nos enteremos, nuestra piel sigue diciendo bastantes cosas de nosotros. El distanciamiento social nos exige ser un poco más perceptivos. Es hora de escuchar la piel.

En el marco de una presentación de los Laboratorios Cantabria pudimos encontrarnos con dos profesionales que nos contaron cosas sorprendentes sobre el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Fue justo después de asistir al lanzamiento de un nuevo (y excelente) producto que tiene bastante relación con el modo en que la piel nos delata: Endocare Radiance Contorno de Ojos Antiojeras consigue borrar uno de los signos claros de nuestro cansancio, las ojeras. Y lo hace con una tecnología innovadora que repara los daños producidos por todos los agentes externos, incluyendo tanto el humo del tabaco, como la luz azul artificial.

Tras conocerlo, pudimos hablar con las doctoras y hermanas, Ana y Rosa Molina. dermatóloga y psiquiatra, respectivamente.

Si prestamos atención, ¿cuántas cosas de la mente podemos leer en la piel?

La piel nos habla de muchas cosas que suceden en la mente. De hecho, hoy en día sabemos que el estrés, la falta de sueño, o los hábitos de vida poco saludables tienen un importante impacto en la salud de nuestra piel. Los factores externos a los que está sometida una persona desde el momento de su concepción hasta que muere se definen bajo el término exposoma, entre los que se podrían nombrar las sustancias químicas, radiación solar, calor/frío, estrés, alimentación, contaminación, comportamientos, alérgenos, tóxicos… Resulta que ya sabemos que somos el resultado de genoma + exposoma. Específicamente, los factores ambientales que forman parte de la exposición al envejecimiento de la piel se dividen en 7 categorías principales: (i) radiaciones solares: radiación ultravioleta, luz visible y radiación infrarroja, (ii) contaminación del aire, (iii) humo de tabaco, (iv) nutrición, (v) estrés y falta de sueño (vi) productos cosméticos.

Todos sabemos que la emoción provoca un movimiento muscular (enfado, risa) o un cambio en la apariencia de la piel. Explíquenos cómo este camino puede producirse a la inversa, por favor. Cómo el músculo puede provocar un cambio en las emociones.

Pues esta pregunta es superinteresante, porque esto es lo que se conoce como teoría de la ‘retroalimentación facial’ que señala que la actividad muscular que usamos en las expresiones faciales influye en nuestras emociones. De hecho, los estudios del psicólogo social alemán, Fritz Strack, realizados en 1988, dieron la vuelta al mundo. En el estudio se les mostró imágenes a dos grupos de personas, y se les pidió que valoraran cuán graciosos eran los dibujos sosteniendo o no un lápiz en la boca que forzaba una expresión de sonrisa. Los que sostenían el lápiz valoraron las imágenes de forma más ‘alegre’ que los que no. Sin embargo, esta teoría que ha dado lugar a todas esas expresiones populares ‘si estás triste sonríe y te encontrarás mejor’, ha sido cuestionada recientemente con estudios más amplios de pacientes.

El bótox dificulta determinados movimientos musculares…. ¿puede provocar su uso un efecto en el ánimo?

La inyección de toxina botulínica suaviza o modela los movimientos musculares y hoy en día ya sabemos que tiene efectos en nuestro estado de ánimo, de hecho, es un tratamiento que se plantea como una alternativa en el tratamiento de la depresión. La toxina botulínica disminuye las arrugas de la zona del entrecejo, por ejemplo, que se producen por la contracción de los músculos glabelares, que se relacionan con emociones como tristeza, miedo o ira. De esta manera logramos influir no solo en esas emociones relacionadas con la expresión facial, sino también en la de nuestro interlocutor, ya que no percibirá esas expresiones faciales de enfado, etc., en nuestro rostro.

¿Podríamos decir que al cuidar la piel cuidamos el cerebro?

La piel y el sistema nervioso se forman a partir de la misma capa en el embrión, la más externa, que se llama ectodermo, y eso hace que estén estrechamente relacionados. Por eso es tan importante tener una visión más completa a la hora de cuidar la piel. Muchas veces los médicos, no solo a lo largo de la historia, sino también actualmente, caemos con facilidad en ese dualismo ‘mente-cuerpo’ a la hora de estudiar las diferentes patologías, por ejemplo, los dermatólogos a veces estudiamos a fondo la lesión cutánea, olvidando que ese paciente tiene una mente, y viceversa. Lo mismo nos pasa a las especialidades más humanistas, como la psicología o la psiquiatría, que estudian a fondo la mente y a veces olvidan de que esa mente va conectada a un cuerpo. Por eso, efectivamente, cuando cuidamos la piel, cuidamos el cerebro.

Si muchas afecciones cutáneas están relacionadas con el estrés y la ansiedad (como la dermatitis), ¿sabemos con qué podría relacionarse el problema del acné?

El acné es un problema que la mayoría de nosotros va a tener que afrontar en algún momento de su vida: alrededor del 80 % de los adolescentes y cerca del 40 % de las mujeres adultas lo padecen. Y es que hay dos tipos de acné: por un lado, está el acné juvenil que afecta a los adolescentes a partir de la pubertad, por la subida de los andrógenos pero luego hay un segundo tipo de acné, menos conocido, que es el acné tardío de la mujer adulta. Este afecta a mujeres a partir de los 24 años, principalmente en la zona de las ramas mandibulares y el cuello, y está relacionado con un exceso de andrógenos, pero también con el estrés mantenido en el tiempo, ya que este impacta directamente en nuestro sistema endocrino, alterando las hormonas sexuales.

En los hospitales se están creando departamentos de Psicodermatología, ya que las afecciones de la piel y las psicológicas están muchas veces estrechamente vinculadas

 

¿Cómo valora un psiquiatra en una primera visita al paciente a través de lo que le dice su piel? ¿Podría contarnos alguna anécdota?

En muchos hospitales ya cuentan con unidades especiales de Psicodermatología, es decir, una consulta que pasan a la vez un dermatólogo y un psiquiatra juntos. Ya que muchos de los pacientes que consultan por un problema en la piel, lo que realmente tienen es un problema psicológico de fondo, por ejemplo, una depresión encubierta. Además, como hemos dicho otras veces, hay enfermedades de la piel extremadamente relacionadas con el estrés y las emociones, como psoriasis, dermatitis atópica, etc. Y finalmente, hay algunos pacientes psiquiátricos, que se autolesionan para llamar la atención o para conseguir una baja laboral, lo que llamamos ‘patomimias o dermatosis artefactas’, y es difícil diagnosticar esto sin la ayuda de un especialista en enfermedad mental.

Por último, y gracias a su contacto con el mundo de la dermatología y cosmética, ¿se atrevería a proponernos una rutina cosmética?

En general se puede construir una rutina cosmética con muy pocos productos, siempre que sean ricos en principios activos que hayan demostrado eficacia en el mantenimiento de la piel sana y la prevención del envejecimiento. Solemos recomendar un buen limpiador mañana y noche que sea respetuoso con el PH de la piel y que no sea excesivamente abrasivo. Tras la limpieza diurna solemos recomendar un producto hidratante ya sea en formato sérum o crema, que incluya activos antioxidantes y emolientes, esto ayudará a protegernos a lo largo del día de los efectos de la polución y otros factores ambientales que impactan en la salud de nuestra piel. Finalmente, aplicaremos un buen fotoprotector. Por las noches recomendamos una doble limpieza, especialmente si nos hemos maquillado, y la aplicación posterior de algún producto rico en hidroxiácidos o retinoides

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