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La peor recesión de los últimos 40 años, a la vista

Ángel Sánchez| 4 de julio de 2020

La economía mundial se prepara para la peor recesión de las últimas cuatro décadas, cuya duración dependerá de los ajustes ante los confinamientos y el desarrollo de la vacuna.

 

03/07/2020. Ángel Sánchez.

 

«No existe una pandemia, sino dos», afirmaba el premio nobel de Economía, Robert Shiller, en una entrevista concedida a la BBC. Y es que parece evidente que, tras los efectos que ha dejado el covid-19 en las personas, ahora se espera la mayor recesión desde 1980.

Durante los últimos meses, algunos empresarios, políticos y otros líderes de opinión esgrimían la necesidad de levantar las cuarentenas para proteger la Economía, porque si el sistema económico queda profundamente dañado, la mayor parte de la población terminará pagando el costo de no tener trabajo y los países terminarán en quiebra.

Una disyuntiva entre salvar vidas y salvar la economía que no parece que cuente con unanimidad. Para algunos, como el economista Richard Baldwin, «es un falso dilema en países ricos que pueden proveer apoyo a las personas y a las empresas para que no se vayan a la bancarrota durante el confinamiento, pues solo necesitas aplicar políticas económicas que sean adecuadas, y lo que nunca se puede hacer es dejar que la enfermedad se propague sin contención».

La realidad es que, según un informe publicado por Crédito y Caución, prácticamente todos los países del mundo experimentarán un crecimiento negativo en 2020. Aunque los gobiernos de todo el mundo están aplicando paquetes fiscales de gran envergadura y una política monetaria flexible para tratar de atenuar los efectos de esta recesión, el coste económico de esta recesión será alto, dado su impacto en los mercados laborales, las quiebras empresariales y la situación fiscal de los países.

 

La recesión en las economías avanzadas

Se espera que las economías avanzadas se vean más afectadas por la recesión con una caída acumulada del PIB del 6,6%. En la zona Euro se prevé una caída del PIB del 8,0% para este año. Por su parte, Reino Unido, ya sobrecargado por su salida de la Unión Europea, se enfrenta a un descenso del 10,8%. Estados Unidos y Japón experimentarán descensos ligeramente menos pronunciados, del 6,1% y el 6,0% respectivamente.

 

 

La recesión en los mercados emergentes

El crecimiento en los mercados emergentes también caerá bruscamente. El rápido aumento de la propagación del coronavirus que se ha producido recientemente en algunas de las mayores economías emergentes implica que las previsiones podrían empeorar en los próximos meses.

China puede ser la única economía importante capaz de evitar la recesión este año. Sin embargo, el crecimiento previsto es tan escaso que podría unirse al resto del mundo en un crecimiento negativo. Rusia, que fue golpeada por el covid-19 mientras se encontraba en medio de una guerra de precios con Arabia Saudí, se está viendo severamente impactada por los bajos precios del petróleo, su principal fuente de ingresos, y por los confinamientos que están provocando una caída de la demanda. Brasil ha reaccionado muy tarde y actualmente está experimentando el aumento de contagios más rápido de todos los países del mundo. Y finalmente, México está acusando una importante caída en la demanda de sus principales socios exportadores en Estados Unidos y Canadá.

 

Para volver a ver un crecimiento del PIB en 2021 sería necesario, según el citado informe, el desarrollo de una vacuna, o bien que las economías mundiales se adapten a la nueva norma de distanciamiento social de una manera económicamente viable.

 

Mientras tanto, lo que ya sabemos es que muchas personas están perdiendo su empleo. Los que tenían plantes de emprendimiento, los están, como mínimo, posponiendo. Y los que se están graduando tendrán, más que nunca, dificultades para incorporarse por primera vez al mercado laboral.

Si los paquetes de estímulo fiscal y las inyecciones de dinero por parte de los bancos centrales logran mantener en pie el tejido productivo y comercial, la recuperación será más rápida. Pero si muchas empresas se quedan sin oxígeno financiero y se van a la bancarrota, el escenario va a ser desolador.

Como ha declarado Paul Romer, nobel de Economía, «las respuestas económicas convencionales para una recesión no van a funcionar hasta que las personas puedan volver a trabajar con seguridad».

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