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La formación en la era del trabajador ‘empoderado’ y flexible

Inés Bermejo| 26 de noviembre de 2020

Nos enfrentamos a numerosos desafíos y mientras el planeta se encuentra inmerso en una pandemia, la economía mundial entra en recesión como consecuencia del confinamiento. En el terreno laboral, los espacios de trabajo han cambiado de forma radical y los trabajadores han tenido que adaptarse de la noche a la mañana a nuevos modelos de trabajo. En algunos casos de forma híbrida y en otros en remoto y por lo que parece, estos modelos se prolongarán en el tiempo más de lo que esperábamos.

Esta disrupción en la forma de trabajar no ha entendido de culturas, posición laboral, ni actividad profesional. Pero en medio de este tsunami, hay una evidencia clara: la tecnología está cambiando el mundo como nunca antes. Ya el Foro Económico Mundial hacía previsiones antes de la pandemia y predecía que más de 1.000 millones de puestos de trabajo se transformarían por la tecnología en la próxima década. Desde hace tiempo, ya se venía hablando de la necesidad de acceder a nuevos conocimientos técnicos y habilidades personales para ser relevantes, mantener la competitividad y fomentar el trabajo colaborativo en la distancia, pero a día de hoy esto se ha vuelto algo incuestionable. Y es que más de la mitad de los profesionales de todo el mundo siente que la nueva forma de trabajo impuesta por la COVID-19 exige nuevas habilidades.

Pero ¿cuáles son los recursos, habilidades y tecnologías que piden los empleados? ¿Cómo pueden las empresas apoyarles en un momento en el que los cambios derivados de la pandemia se convierten en la nueva normalidad?

Cuando las empresas dudan, los empleados cogen las riendas de su futuro

La realidad es que un tercio de los trabajadores de todo el mundo no se han sentido arropados por sus empresas, que no les han transmitido ni las habilidades, ni los conocimientos necesarios para realizar bien su trabajo ni durante ni después de la pandemia. Pero lo más sorprendente es que dos de cada cinco profesionales creen que sus empresas han restado importancia a la formación como consecuencia de la COVID-19. En paralelo y, paradójicamente, la pandemia ha agudizado la necesidad de los profesionales de formarse y actualizarse constantemente.

Los trabajadores buscan el apoyo de sus empresas: cuatro de cada cinco esperan que su organización les ofrezca la formación y los recursos que necesitan para adquirir y desarrollar estas nuevas habilidades y más de la mitad desean que sus superiores les proporcionen los recursos para realizar sus funciones y comunicarse con sus compañeros cuando trabajan en remoto. Pero una cosa es reclamarlo y otro esperarlo y, en este sentido, los profesionales han demostrado no estar dispuestos a dejar pasar más el tiempo.

La situación actual ha empoderado al trabajador obligándole a tomar la iniciativa y adquirir esta formación por su cuenta. Pero a pesar de este liderazgo, también es el momento de que las empresas den un impulso a estos esfuerzos, ya que la falta de equipamiento y de herramientas y recursos que necesitan pueden influir en su ánimo, incrementando su frustración y, con el tiempo, puede ser un aliciente para cambiarse de compañía o montar su propia empresa.

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