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Influencers que cambiaron el mundo: Albert Einstein

Influencers| 19 de octubre de 2020

Físico. Genio. Icono popular. Autor (entre otras muchas cosas) de la teoría de la relatividad. En un momento en el que toda la población mundial está en manos de los científicos, recordamos al más importante del siglo XX.

Albert Einstein vino al mundo en Ulm (Alemania) en 1879. De su madre heredó su amor por la música. De su padre, su amabilidad y generosidad. De su tío, su curiosidad por los experimentos. Con 17 años se matriculó en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) para estudiar física. 1905 fue el denominado “año milagroso” que cambiaría su vida y el mundo para siempre. Mientras trabajaba en la oficina de patentes de Berna, finalizó su doctorado, presentó su tesis y escribió cuatro artículos fundamentales sobre la física de pequeña y gran escala. El primero explicó el efecto fotoeléctrico. El segundo desarrolló las teorías atómicas de Robert Brown. El tercero expuso su teoría de la relatividad especial (la velocidad de la luz es constante, y no relativa al movimiento). Y el cuarto, formuló la equivalencia masa-energía con su famosa ecuación E=mc2.

Una década después (en 1915) y asentado en Berlín, Einstein presentó su teoría general de la relatividad, que reemplazaba a la ley de gravedad de Isaac Newton. Gracias a ella, el astrofísico Arthur Eddington fue capaz de medir la desviación de la luz de una estrella al pasar cerca del Sol durante un eclipse. Fue un paso revolucionario para la física, y su fama se acrecentó vertiginosamente. En 1921 recibiría el Premio Nobel de Física. Sus teorías se extenderían por todo el mundo para ser estudiadas, debatidas y rebatidas. También duramente criticadas por la ciencia y la prensa antisemita, dado su origen judío.

En 1923 visitó España, donde conocería a Ramón y Cajal y a Ortega y Gasset. Sería nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias por Alfonso XIII y daría una conferencia en la sede la CNT de Barcelona gracias a sus ideas socialistas. Hasta fue invitado una década después por el gobierno de la Segunda República a incorporarse como investigador a la Universidad Central de Madrid. Pero el auge del nazismo le llevó a exiliarse finalmente a EE.UU. en 1932, un año antes de que Adolf Hitler llegase al poder.

Allí escribió su famosa carta a Roosevelt, animándole a promover el proyecto atómico antes de que los “enemigos de la humanidad” lo hicieran antes. Muchos le consideran el ‘padre’ de la bomba atómica, a pesar de su talante pacifista. En 1945 declararía que “los físicos que participaron en la construcción del arma más tremenda y peligrosa de todos los tiempos se ven abrumados por un similar sentimiento de responsabilidad, por no hablar de culpa”.

Y allí fallecería en 1955, con 76 años. No quiso honores para su despedida, y pidió que sus cenizas se esparciesen por el río Delaware. Su cerebro fue conservado, sin el permiso de su familia, con la esperanza de que la neurociencia futura fuera capaz de descubrir lo que hizo tener a Albert Einstein una de las mentes más brillantes de la historia.

 

Por Jesús Casañas

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