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Guapis: la hipersexualización de las niñas en nuestras pantallas

Jesús Casañas| 9 de octubre de 2020

El estreno en Netflix de la película Guapis ha reabierto la polémica: niñas hipersexualizadas en nuestros televisores, cines, ordenadores y teléfonos móviles. La intención de su directora era precisamente denunciar este hecho, pero su cartel promocional incendió Twitter bajo el hastag #NetflixPedofilia.

Maïmouna Doucouré (París, 1985) es una directora francesa de origen senegalés que debutó con el cortometraje Cache-Cache en 2013 tras ganar un concurso de guiones. Su siguiente corto, Maman (s) (Mamá (s), 2015), fue galardonado en certámenes tan prestigiosos como Sundance o el Festival de Cine de Toronto. Todo gracias a la historia de Aïda, una niña que se enfrenta a la poligamia de su familia y que está irremediablemente inspirada en las propias experiencias de la directora.

Bajo esa premisa desarrolló también el guion de su primer largometraje, Mignonnes, donde la protagonista –Amy, una niña senegalesa de 11 años que acaba de emigrar a París y cuyo padre regresa a casa con una segunda esposa– se une a un grupo de bailarinas de su edad como vía de escape a una preadolescencia en una familia polígama. El filme volvió a conquistar al jurado a su paso por festivales, consiguiendo el premio a la mejor dirección en el Festival de Sundance y una mención especial en la Berninale.

 

 

Tanto reconocimiento llevó a Netflix a interesarse por la película, estrenándola el pasado 9 de septiembre (tras su paso por cines franceses) bajo el título internacional de Cuties, traducido como Guapis en nuestro país. La polémica saltó cuando la plataforma lanzó el cartel promocional, donde las protagonistas aparecen con sus escuetos trajes de baile en posturas provocativas. En el tráiler podemos ver a las protagonistas haciendo twerking con apenas 11 años. La sinopsis que se daba tampoco ayudaba: “Quiere pertenecer a un grupo de chicas de su edad que bailan sensualmente, entonces empieza a explorar la feminidad y desafiar a su familia religiosa”.

La red ardió bajo el hastag #NetflixPedofilia, acusando a la película y a la plataforma de hipersexualizar a las niñas y de poner en bandeja material lascivo a los pedófilos. Netflix lanzó un comunicado pidiendo disculpas y modificó tanto el cartel como la sinopsis de la película: “Lo sentimos mucho por el inapropiado arte promocional que hemos usado para Guapis. No estuvo bien, y tampoco era representativo de la película francesa que ganó un premio en Sundance. Hemos actualizado tanto las imágenes como la descripción”.

A la izquierda, el polémico cartel de Netflix. A la derecha, el cartel que se usó en los cines de Francia.

 

 

Por su parte, la directora aclaró rápidamente que el mensaje de la película es precisamente el contrario al que proyecta el cartel. También salieron en su defensa artistas como la actriz Tessa Thompson, que comentó en su cuenta de Twitter: “#CUTIES es una película hermosa. Me destripó en @sundancefest. Introduce una nueva voz al timón. Es una mujer negra senegalesa francesa que extrae sus experiencias. La película habla sobre la hipersexualización de las niñas preadolescentes. Decepcionada al ver el discurso actual”. Desde webs como Espinof (portal especializado en cine y series) o Finde (portal de ocio del diario La Tercera) también hablan de la injusta crítica que ha recibido la película por la errónea publicidad de Netflix.

Un tema polémico en un año extraño en un mundo donde estamos acostumbrados a opinar de todo (aunque no hayamos visto la película). No obstante, la hipersexualización de las menores está ahí: en los vídeos de TikTok, en los anuncios, en las películas y en los concursos de belleza (como describió a la perfección la sublime cinta de Jonathan Dayton y Valerie Faris, Pequeña Miss Sunshine).

También en series de primera división como Stranger Things. No en su contenido, sino en la farándula que rodea la industria audiovisual. Millie Bobby Brown, la actriz que encarna a Once, fue incluida en la lista de las mujeres más sexys del cine y la televisión de la revista W cuando apenas tenía 13 años. Los comentarios inapropiados en alfombras rojas y redes sociales también han asediado al resto del reparto adolescente.

Mara Wilson, otra actriz que saltó prematuramente a la fama gracias a Matilda, se encargó de denunciarlo en un artículo para la revista Elle, donde salía en defensa de Millie bajo el título “Una chica de 13 años no es una adulta”. Hollywood siempre ha sido una fábrica de muñecos rotos, aunque Wilson se retiró de la actuación porque le resultaba aburrida, ridícula y, a veces, inhumana.

Imagen de la campaña #KeepMeridaBrave.

 

O hasta en los dibujos animados. Brave fue muy aplaudida por mostrar al público infantil a una protagonista que por fin huía de los estereotipos de una princesa Disney: Mérida era fuerte, valiente e independiente. Pero cuando el merchandising de la película llegó al mercado los aplausos cesaron, al encontrar que repetían los clichés del pasado: se cambiaba arco y flecha por maquillaje y se adelgazaba al personaje, hipersexualizándolo. La decepción se tradujo en la campaña #KeepMeridaBrave (manten a Mérida valiente) de Changer.org, que consiguió más de 250.000 firmas. Dejemos a Mérida ser Mérida, y a las niñas ser niñas.

 

 

Por Jesús Casañas

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