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Grecia Castta: Una cariátide clásica para el cine del siglo XXI

Alvaro Sanchez Leon| 9 de julio de 2020

Tiene 24 años, presente, futuro y lo mejor del pasado de las artes clásicas en sus pilares para ser columna del cine. Joven, deportista, humanista, lectora, amante del séptimo arte desde su más tierna infancia. Su primer paso tras las cámaras fue un éxito: Torrente 5. Pues bien, ese torrente de talento está a punto de rebosar muchas presas. Grecia Castta, una Atenea en pleno siglo XXI se prepara para invadir las pantallas. En son de paz y en pie de guerra contra los ejércitos de la cultura superficial.

Lleva las esencias en su nombre propio: humanismo, proporcionalidad, equilibrio, estética y un idealismo nada ingenuo y muy audaz. Como una de esas cariátides que sustentan el frontón del Erecteion de Atenas. Esas mujeres-columnas que convierten sus cabezas en el capitel sobre el que se aguanta todo mientras miran de frente al mundo con sonrisas desgastadas ya por el paso de los siglos, pero firmes, duraderas, estructurales, clásicas.

Flashback. 2005. Grecia, su madre y una amiga van al cine a ver King Kong, la nueva versión de Peter Jackson y protagonizada por Naomi Watts, Jack Black y Andy Serkis. Y la niña que iba para veterinaria salió de la sala con una idea clara y distinta por culpa de Adrien Brody: quiero ser actriz. “Aquella película me cambió los esquemas. Desde aquel día, el cine dejó de ser un hobby para ser mucho más”.

Desde el principio, Castta fusiona su ilusión por ser actriz y su responsabilidad por formarse muy bien como una artista transversal. Lee, escucha, mira, analiza, prueba, acierta, se equivoca, sigue, casi a ritmo de ese boxeo que le agita el cuerpo en su pasión por los deportes. Santiago Segura le echa el ojo y le concede su primer baile en 2014: un papel en Torrente 5 rodeada de decenas de actores y actrices del prime time. En esos días de rodaje, Grecia descubre que a Segura “le gusta mucho su trabajo y, además, disfruta del cine. Esa combinación me parece un acierto para vivir en esta profesión”.

 

El alma y el ‘Síndrome de las ausencias’

Después de empezar esprintando, Grecia fue pasando por la cinta transportadora de las series de televisión con más punch de la pequeña pantalla española: La que se avecina, Cuéntame, El príncipe, Servir y proteger… Entre principio y final de grabación, entre personajes, la joven perfila su talento y sufre, por primera vez, el síndrome de las ausencias tan de estos días pasados en confinamiento: “Me di cuenta de que me costaba soltar a mis personajes. Que yo había prestado mi voz, mi cuerpo y mi alma a los papeles que interpretaba y me costaba mucho finalizar un rodaje y dejarlos en el limbo. Creo que eso forma parte de la magia del cine, del arte de convertir todo en verdad sin ser realidad”.

Vimos esa sonrisa en 3D también en algunos especiales de Nochevieja de José Mota, “un genio de nuestro tiempo con sello propio, como Jerry Lewis o Charles Chaplin, una persona muy profesional, continuamente pendiente de todo, empeñado en que disfrutemos de cada proyecto. Me ha hecho mucha ilusión participar en esos ratos de televisión que forman parte de la historia de las emociones de nuestro país”. Su rostro se fue metiendo en los salones de nuestras casas.

Avanza la artista que lleva dentro, pero siempre mirando a los clásicos, “porque son la base de todo. Innovar y fusionar es más difícil sin unos buenos cimientos que mantengan la estructura. Por eso siempre me fijo en los grandes”. ¿Ven? Mirar al presente, soñar con el futuro, y no perder nunca de vista lo que otros han hecho muy bien, porque esa escuela de arte no puede quedarse sin alumnos aventajados.

Habla Castta de Marlon Brando, Bette Davis o Susan Hayward como si fueran amigos de su pandilla, en la que Marilyn Monroe es la líder: “Cuando tenía tres años, mi madre me enseñó una foto suya en una revista y me fascinó. A los cinco años la vi en un libro, le pregunté quién era y le dije que quería conocerla. Me dijo que era imposible, porque ya estaba en el cielo”. A partir de ese flechazo precoz, Grecia empezó a coleccionar la vida de Marilyn y hoy suma 957 libros sobre la actriz en las estanterías de su casa.

Hablamos con ella de las películas de siempre que están en su Olimpo: Un tranvía llamado deseo -“adoro a Elia Kazan. Habría matado por trabajar con él”-, Con faldas y a lo loco, ¡Quiero vivir! -“que me marcó mucho”- o Eva al desnudo. Pero hay más, muchas más. Una actriz a todo color amante del blanco y negro y de la pata negra del celuloide, porque beber de las fuentes del prestigio no es cosa de edades, sino de actitudes.

En un mundo “con un futuro más incierto que nunca”, Grecia carga pilas con lecturas, películas y deporte. Durante el confinamiento se ha leído de nuevo El perfume -“me encanta ese personaje lleno de talento capaz de esperar su momento, aunque eso le haga volverse loco”-, y se ha bebido El método, El camino del artista y una biografía de Ava Gardner.

Contra el prototipo de actrices solo de Instagram, sorprende juventud paralela a su visión integral del artista contemporáneo donde caben todos los palos de la cultura, “sobre todo los que huyen de la frivolidad”. Una mujer casera, instruida, preparada, deportista, con las noches justas, que ni fuma, ni bebe, que se cuida, que se esmera en mimar su cabeza con contenido, como las cariátides de la Acrópolis de Atenas, pero en versión siglo XXI en punto. Su hora. La hora de los más preparados.

 

>>Podrás leer la entrevista completa en el nº24 de la revista Influencers.

 

 

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Por Álvaro Sánchez

Foto: Jesús Cordero

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