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El documental que ha estado seis semanas en cartelera: imprescindible verlo para poder opinar sobre migración

Coche Echarren| 20 de noviembre de 2020

Premiado en el Festival de Málaga y con seis semanas ya cumplidas en cartelera… Suena a que hablamos de comedia o de best seller de la literatura llevado al cine. Pero, sorprendentemente, esto lo ha conseguido un documental sobre migración. Cartas mojadas hace alusión a todas esas cartas que, los que consiguen huir de su país, escriben a las personas que dejan atrás; cartas que muchas veces jamás llegan a destino. Muchas de esas letras terminan perdidas y hundidas en el mismo mar en que desaparecen personas, entre ellos niños. De esta realidad, -contada in situ, cámara en mano a lo largo de varios años, en un barco de Open Arms, a bordo de un barco libio, en calles de París y puertos emblemáticos del Mediterráneo-, habla Paula Palacios. Imprescindible ver su trabajo para poder opinar sobre el tema.

 

“Si complicamos la huida por el Mediterráneo central, con la inversión que hacemos desde Europa a los guardacostas libios para que no dejen llegar a los migrantes, ellos y ellas van a buscar otras vías. Y una de ellas es la de Canarias”

Duro pero enormemente bello. Así es el documental que narra lo que ocurre a bordo de dos barcos y otros puntos decisivos en el viaje de la inmigración del Mediterráneo, con tomas reales pero enormemente estéticas. Esa belleza y la voz como narradora de una niña desaparecida entre las aguas del mar, contribuyen a que el espectador tenga a menudo la sensación de estar viendo ficción. Pero no, todo (excepto esa voz infantil nada incriminatoria) ocurrió tal como lo vemos rodado con la cámara de la directora. Cumplidas las seis semanas en cines, ahora es posible verlo en los pases especiales de los Renoir Princesa de Madrid y Renoir Floridablanca de Barcelona.

 

¿La belleza de las tomas es necesaria para poder soportar una realidad tan dura?

Creo que la belleza de las imágenes nos ayuda a meternos en la película y a olvidar por momentos que se trata de una historia real. Así, cuando el espectador/a recuerda que no es una historia de ficción, la realidad golpea más fuerte.

¿De qué madera están hechos los voluntarios de los barcos que rescatan?

Creo que una vez que vives en primera persona lo que ocurre con las personas que huyen por mar, no puedes dejar de implicarte. Los voluntarios/as muestran esa pasión por ayudar, porque es lo que hace falta, más manos y más ojos en el mar. La labor que desempeñan es admirable y su entrega es total.

¿Y de qué madera está hecho el torturador?

Difícil contestar, hay mucha crueldad en el trato que reciben las personas migrantes en Libia. Huyen de sus países pero quedan bloqueados/as durante una media de dos años en un país en el que las mismas personas que les ayudan a embarcarse en las pateras, les exigen el pago de la cantidad de dinero que estiman, y les torturan hasta que ese dinero llega. Una de las justificaciones que escuché, estado en Libia, de los torturadores, es que ellos también tienen hijos que alimentar y que es su manera de sobrevivir. Es muy duro oír esto y no es en absoluto una justificación válida. Pero la realidad que viven ellos es así, se alimentan del odio y las dificultades día a día.

¿Cómo puede el ser humano llegar a ser de un modo y cómo llegar a ser de otro?

Creo que en este mundo hay realidades muy distintas a las que, afortunadamente, tenemos en Europa. Desde que estrené Cartas Mojadas me he dado cuenta de que vemos lo que ocurre fuera como espectadores, y nos cuesta ponernos en el lugar del otro/a y entender de verdad lo que están viviendo. Todas estas realidades están en la base de esas diferencias a la hora de tomar decisiones y de elegir vías de actuación en la vida.

 

“Tiene que ser horrible estar cuidando a tu bebé en un lugar en el que oyes cómo van cayendo bombas, y en el que no puedes asegurar su protección. Creo que es lo peor que te puede pasar. Yo también huiría”

¿Dónde está el origen de tu compromiso con esta causa?

Cuando vives de cerca el sufrimiento de estas personas, convives con ellos/as y te das cuenta de que cualquiera de nosotros/as podríamos estar en su lugar, resulta imposible dar marcha atrás. Hice mi primer documental sobre mujeres refugiadas en Países del Este -Ucrania, Bielorrusia y Moldavia-, que son otra frontera con la Unión Europea, y desde entonces me dedico al tema de la migración. De esto hace ya muchos años y veo que cada vez vamos a peor. Mi manera de soportar el dolor que me provoca ver tanto sufrimiento, es aportar mi granito de arena desde lo que sé hacer: películas.

¿Imaginas una solución?

Creo que siempre hay que imaginar que hay solución. Si no, está claro que no podría continuar haciendo documentales sobre este tema. Pero creo que la solución no es inmediata, pasa por los jóvenes, que son el futuro. Son la futura Europa y por eso estoy feliz de que las salas de cine se hayan llenado de gente joven para ver Cartas Mojadas. Al final de la película hay un mensaje para ellos y ellas.

Enfrentados al dolor que se respira en un barco, ¿qué consuela? ¿qué da calor o sentido? Hay un momento en que vemos que los cantos apoyan mucho… Por favor, háblanos más de esto.

Las personas que huyen, aunque agotadas, van cargadas de ilusión y esperanza, si no sería imposible continuar en un viaje tan duro como el que ellos/as hacen. Además se aferran a sus creencias, cada uno/a a las suyas. Yo he visto cómo esto les ayuda muchísimo durante el viaje. El momento por el que me preguntas de Cartas Mojadas, es uno en que se unen para hacer un canto a la vida y quienes lo hacen son las mujeres, que viajan con niños. Siempre hay una cierta alegría que ellas transmiten a sus hijos. Imagino que es instintivo.

El hecho de estar embarazada, ¿cambió tu mirada?

No sabía que lo estaba, me enteré al volver del viaje a Libia. Estuve embarazada durante todo el proceso de postproducción y eso supongo que sí influyó en mi mirada. Veía las imágenes de las mujeres embarazadas a bordo de las pateras o con bebés en sus brazos, de otra manera. No puedo imaginar el miedo y vulnerabilidad que puedan sentir al embarcarse con sus hijos, debe ser horrible. Pero más horrible debe ser estar cuidando de tu bebé y escuchar bombas caer, no poder asegurar la protección de tu hijo/a. Creo que es lo peor que te puede pasar. Yo también huiría.

¿Después de ver tanta muerte y miseria, tener un hijo ayuda a tener esperanza?

Desde luego un niño/a es el futuro, es vida, y Cartas Mojadas habla de eso, de la vida y la muerte. No hay futuro sin esperanza.

“Los argumentos que culpabilizan al emigrante por subirse en una barca insegura son tremendos. Pero las pateras están llenas de bebés y niños y a ellos nadie les puede culpar de nada”

Has conocido a muchas personas y escuchado muchas historias reales, ¿alguna que te haya parecido especialmente representativa del problema o que te haya conmovido especialmente?

Creo que lo que más me sorprende siempre de las historias que me cuentan en la huida, es cómo se separan de sus seres queridos. Amina, la mujer de Costa de Marfil que nos cuenta desde Libia cómo ha sido torturada, tiene una historia terrible. Huyó junto a su pareja y al llegar a Libia les separaron, ella estaba embarazada y no supo nada de él durante meses. Tal y como cuenta en la película, debido a las torturas, perdió el bebé que esperaba. Al poco tiempo, prendieron fuego a la habitación en la que estaba y murieron todas las personas en el interior menos ella, que quedó quemada por todas partes. Lo increíble de su historia es que su pareja logró encontrarla. Juntos intentaron huir por mar pero los guardacostas libios interceptaron la patera en la que viajaban y les devolvieron a Libia. Hoy están los dos juntos, siguen en Libia y han tenido un bebé. Su caso es representativo por varios motivos. Deja ver los horrores que viven muchos migrantes en Libia, que contrastan con la devolución por parte de los guardacostas libios.

De los argumentos que se utilizan para permitir lo que está ocurriendo, ¿cuál te resulta más doloroso o más ridículo?

Yo llevo fatal cuando se culpabiliza a las personas por subirse en una barca de goma o de madera que no está en condiciones para hacer el viaje por mar. Creo que obviamente esas personas que les culpabilizan no entienden de qué huyen, por eso para mi era tan importante en Cartas Mojadas mostrar lo que les ocurre en Libia, el último lugar del que están huyendo. También por eso elegí que la voz que nos acompaña desde el fondo del mar, fuese la de una niña: nadie puede culpar de algo a los niños.

Estos días todos los periódicos hablan del problema de Arguineguín. ¿Cuál es tu opinión?

Si complicamos la huida por el Mediterráneo central con la inversión que hacemos desde Europa a los guardacostas libios para que devuelvan a Libia a los que intentan llegar a nuestros países, ellos y ellas van a buscar otras vías. Y por eso se está reactivando la ruta de Canarias. Por algún lado van a salir. Esto no va a parar hasta que deje de haber guerras y miseria en los países de procedencia. Huir, tienen que huir.

Se trata de una migración diferente, corrígeme si me equivoco. En Canarias son hombres jóvenes que vienen de Marruecos.

Iré allí en diciembre. Hasta ese momento poco te puedo contar de Canarias. Pero sí es verdad que suele ocurrir que, en general, cuando aún no se conoce mucho una ruta, son los hombres jóvenes los primeros que prueban para abrir camino.

No es habitual que un documental se mantenga tanto tiempo en cartelera… ¿cómo estás viviendo todo lo que está ocurriendo con Cartas Mojadas?

Estoy sorprendida y feliz, pero sobre todo siento una enorme responsabilidad, ya que la película está despertando muchas conciencias. Ayer mismo, después de un pase en el cine con coloquio, una chica de 23 años me escribió en Instagram: «De verdad, enhorabuena. Estoy aún reflexionando todo y alucinada. Me ha hecho ver todo desde otra perspectiva. Esto tendría que llegar a los de mi edad”. Estos mensajes demuestran que hay interés entre los jóvenes por el tema migratorio, que necesitan entender más y que si se lo contamos de una manera que les llegue, pueden cambiar su forma de ver las cosas. Mensajes como este provocan que quiera seguir llevando la película a mucha más gente y muy especialmente a los jóvenes.

Felicidades y ojalá sea tuyo el Goya.

Gracias. El Goya ayudaría muchísimo para seguir cambiando conciencias. Gracias por tu ayuda en este camino.

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