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¿Qué consecuencias tendrá la revolución tecnológica en el modelo educativo?

Influencers| 9 de septiembre de 2020

El covid-19 ha marcado un antes y un después en la educación. Si bien la presencia de la tecnología en las aulas era muy tímida en 2019, la pandemia ha revolucionado la mayoría de los sectores y entre ellos los métodos de enseñanza. Profesores, alumnos, padres y espacios escolares se han tenido que reinventar rápidamente sin poder plantearse qué modelo educativo estamos dando y cuáles serán las consecuencias de estos sistemas de aprendizaje.

ENCAMINA ha organizado un podcast con responsables de educación y transformación digital de empresas líderes del ámbito educativo para analizar pros y contras del nuevo paradigma educativo. Un encuentro que contó con Iñaki Bilbao Estrada, vicerrector de Transformación Digital de la Universidad CEU Cardenal Herrera; Carlos Garriga, actual CIO del IE Business University; Jorge Rodríguez González, CIO de ESADE y Hugo de Juan, CEO de ENCAMINA y profesor de ESIC.

Para todos ellos, 2021 va a ser un verdadero reto en el sector educativo y universitario. La incertidumbre hace que el escenario sea cambiante, rápido y desigual, esta complejidad va a activar a todos los protagonistas de la oferta académica. De entrada ya vemos una proliferación de nuevas titulaciones vinculadas con la tecnología y carencia de profesionales. «Hoy cualquier empresa que inicie su negocio necesita digitalizarse», puntualiza Iñaki Bilbao.

A priori, —recuerdan—, se hizo uso de lo que había. Carlos Garriga de IE University menciona que, si bien hasta marzo de 2020 el uso de tecnologías como Teams era minoritaria en la plantilla, hoy es impensable no utilizarla. Esto ha supuesto una aceleración y sin duda un cambio cultural, que requiere flexibilidad, testar y corregir rápidamente cualquier error, preparar a los docentes, reestructurar los programas, ser más interactivos y aprender a apasionarse con nuevas formas de aprendizaje. Por ejemplo el liquid learning, un concepto que hace referencia a escenarios en los cuales una parte de los alumnos está en el aula y el resto, simultáneamente, asiste en remoto. «Estos sistemas son atractivos, pero también complejos porque las aulas se acaban pareciendo más a un estudio de grabación que a una aula de toda la vida donde la pizarra era la protagonista».

La gestión de este cambio imparable requiere de otro elemento para su éxito. La inversión. Este modelo requiere que la educación online llegue a todos y esto implica la necesidad de tener más infraestructuras para que nadie se quede sin equipos, garantizar que la señal y el ancho de banda llegue a todo el territorio nacional, y, por supuesto, garantizar que todos los centros educativos cuenten con las capacidades tecnológicas para dar ese tipo de educación.

En este sentido, los expertos coincidieron en afirmar que el covid-19 ha acelerado algo que se veía venir y es que tener sentado a un alumno 8 horas cada día en un aula mirando una pizarra, ya no es viable. «La pandemia ha dado velocidad a un nuevo modelo mostrando que se puede evaluar sin exámenes, que se pueden hacer clases dinámicas sin tener a un profesor delante durante dos horas y que puedes organizar sinergias con alumnos de todo el mundo», añade Jorge Rodríguez González.

En esta misma línea se apuntó que tras observar las deficiencias, que han surgido, de interacción y conexión alumno–profesor, y empezar a aplicar de una manera intensa herramientas como la Inteligencia Artificial, los bots, los asistentes virtuales…, se ha comprobado que el futuro de la educación ha multiplicado sus posibilidades.

Vamos a asistir a numerosos cambios tanto desde el punto de vista de los consumidores como de las empresas. Los primeros se han habituado a lo digital, han perdido el miedo y han acelerado su relación con las apps. Gracias a la tecnología han paliado muchos problemas, aunque han surgido otros como una menor privacidad. Para las empresas, lo digital ha sido tanto un balón de oxígeno para seguir en el mercado, como una plataforma de expansión y crecimiento, apunta Hugo de Juan, CEO de la tecnológica ENCAMINA, para quien probablemente la tecnología nos hará más felices, pero también diferentes.

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