En la China antigua, los hombres creían que los espíritus del cielo se podían ver a la luz de la primera luna llena del Año Nuevo. Con el tiempo, esa búsqueda de espíritus utilizando antorchas dio lugar al que hoy se conoce como Festival de las Linternas o Festival de los Faroles, que se celebra iluminando templos y parques con linternas de colores.
Tras pasar por Dallas, Toronto y Singapur, el festival aterriza por primera vez en Europa. La ciudad francesa de Gaillac, próxima a Toulouse, acoge hasta el 31 de enero una celebración que ya se ha convertido en la principal atracción navideña del país. La elección de esta localidad no es casual. El festival nació en la ciudad milenaria de Zigong, ciudad que se ha hermanado con Gaillac en el año del Gallo, símbolo de Francia y de la localidad.
Varias decenas de artesanos llegados de la región de Sichuan trabajaron durante cuarenta días para crear una puerta de entrada a Oriente en pleno corazón de Francia. Los soldadores ensamblaron las estructuras metálicas de cerca de 500 esculturas, mientras que un equipo de pintores, electricistas y costureras procedió a pintarlas, vestirlas de seda e iluminarlas.
Los responsables de la Feria de los Faroles también han organizado múltiples actividades. Los visitantes podrán asistir al espectáculo de la ópera de Sichuan, perderse por el mercado tradicional de artesanía china, probar las exquisitas especialidades gastronómicas o asistir a un taller de maquillaje gratuito para niños.
La hermanación de Gaillac y Zigong continuará después del festival. En la primavera de 2018, el Museo de Bellas Artes albergará una exposición sin precedentes de 150 obras de las colecciones del Museo de Arte de Beijing.
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