Skip to main content

La bomba de relojería dentro del bitcoin que ha detenido a Elon Musk

Ángel Sánchez| 17 de mayo de 2021

En apenas tres meses, el controvertido multimillonario, Elon Musk, ha pasado de respaldar una subida del precio del bitcoin a causar un desplome que ha llegado a ser del 20%. Entre medias se sitúa la insaciable sed de energía de los llamados mineros, personas que producen dicha criptodivisa, y las graves consecuencia para el medioambiente. De hecho, esa misma excusa climática ha sido la utilizada por el fundador de Tesla para dar marcha atrás en su apuesta por la divisa, al eliminar su uso para adquirir vehículos de la marca con ella.

El cambio de opinión de Musk ha sido muy criticado, tanto por los fanáticos de las criptomonedas como por otras voces más autorizadas. Una postura que tiene su lógica. Al fin y al cabo, la elevada huella de carbono en el minado de los bitcoins es un tema tan recurrente como conocido, por lo que no se entiende el cambio de opinión del excéntrico millonario. En otras palabras, en febrero (cuando anunció que admitía la divisa para la venta de vehículos y, además, que había invertido hasta 1.500 millones en ella) ya era más que consciente de las implicaciones ambientales que tenía.

Pero no es el único argumento. De hecho, hay otro más importante, y es que las industrias a las que debe sustituir (según el ideario del creador de la cripto) consumen más energía que el minado de bitcoin. Así, en un informe reciente, Galaxy Digital señaló que la actividad bancaria global, en todas sus vertientes, y la producción mundial de oro requieren cerca de 260 teravatios por hora (TWh) y año, mientras que la creación de bitcoins apenas llegó a 133 TWh.

 

El consumo de energía de los mineros del bitcoin se multiplica cada año

Con las dos premisas anteriores es difícil defender la postura de Musk. Pero cuando se entra en más profundidad en el tema la cosa se complica. Hasta el punto de que la opinión del creador de Tesla tiene cierta lógica. Para ello, hay que entender qué falla en el informe presentado por Galaxy Digital.

El punto débil del estudio, más allá de su corta extensión (apenas 13 hojas), es que mide la energía en forma de stock y no de flujo. Así, los datos que ofrece señalan, simplemente, que en la actualidad la banca y el oro consumen más energía para su funcionamiento que los bitcoins. Pero el valor, sin más referencias temporales, carece de sentido, dado que para comparar datos se requiere de una serie temporal válida. La clave radica, finalmente, en entender que si bien ahora el minado de la cripto requiere de menos energía, su crecimiento exponencial la convierte en una bomba de relojería.

El uso intensivo de energía del bitcoin se debe a la forma en que se pone en circulación. La creación de nuevas monedas y la verificación de transacciones requiere el uso de equipos capaces de ejecutar cálculos complejos. Así, los mineros criptográficos compiten para registrar el último ‘bloque’ de transacciones de bitcoins resolviendo acertijos criptográficos, que a medida que se producen más se vuelven más difíciles. Por ello, se necesitan ordenadores más potentes que utilicen más electricidad.

Lo anterior explica por qué la demanda de energía ha crecido exponencialmente. Así, en la semana del 13 mayo la minería de bitcoin utilizó electricidad a una tasa equivalente a 150 TWh. Una cantidad que supone hasta siete veces más a la que consumía en 2018 y casi 35 veces más que unos años antes.

 

El palo y la zanahoria de Elon Musk

El incremento es tan notable que se ha estudiado continuamente. Además, sirve de alerta de cara al futuro. De hecho, un par de meses antes, en un artículo publicado en Nature Communications, un grupo de académicos dirigido por Dabo Guan de la Universidad de Tsinghua y Shouyang Wang de la Academia de Ciencias de China se examinó el uso de energía de bitcoin en el gigante asiático. La conclusión fue que, en ausencia de restricciones legales, bitcoin podría convertirse en 2024 en una barrera para los esfuerzos del país por descarbonizar su economía.

China es el mayor generador de bitcoin del mundo con cerca de un 70% del hash global. Los mineros aprovechan de la energía barata que les proporcionan las enormes reservas de carbón en el país para desarrollar su labor. Al final, la creación de criptomonedas se convierte en un negocio muy lucrativo, más a estos precios, pero también en un peligro medioambiental. Esa es la pesadilla que ha atenazado a Musk y le ha llevado a actuar para intentar intervenir en el precio. De hecho, la caída en el valor del bitcoin, que llegó a ser del 20%, es la única fórmula conocida para frenar a los mineros.

Además, hay un elemento todavía más importante. A precios muy bajos, solo los mineros más eficientes que se sirven de energías renovables -como en el caso de Islandia- pueden sufragar los costes. Así, Musk simplemente juega al palo y la zanahoria con los generadores de bitcoin para seguir ganando tiempo. En primer lugar, para la llegada de nuevos ordenadores más potentes y eficientes. En segundo lugar, para un mayor desarrollo de las renovables.

Al final, la apuesta de Musk por el bitcoin sigue muy en pie, solo que todavía no es el momento de llegar al siguiente nivel.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO