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Mes: enero 2021

¡Ya tenemos ganadores del sorteo!

Es un placer para la comunidad de Influencers deciros que ya tenemos los 10 ganadores del sorteo del libro de Xavier Santigosa, El influencer que llevamos dentro (Ed. Macombo).

Los afortunados han sido:

Pascual Vázquez
Diego Cruz
José Levy Amselem
Jesús Oleno
Miguel Ángel Ossorio
Julián Corrales
Álvaro Sánchez
María Blanco
Mario Rodríguez Aparicio
Pedro Ruiz

¡Muy atentos a nuestras redes, estamos preparando más sorpresas!

Todos influimos de una manera u otra en los demás. Todos somos influencers en nuestro día a día pero, realmente, ¿somos conscientes de cómo lo hacemos?

En numerosas ocasiones debemos y/o queremos influenciar a otras personas y no sabemos bien cómo hacerlo ni qué herramientas utilizar. Cuando esta situación ocurre nos sentimos desorientados. Nos falta una estructura para, en primer lugar, detectar y, en segundo lugar, poner en orden nuestra capacidad de influir.

A menudo, sin pretenderlo, aquellos que nos rodean acuden a nosotros en busca de guía y de referencia y al no tener un patrón de influencia claro, recurrimos a la intuición. No obstante, esta vía no suele solucionar la situación de manera eficiente.

Xavier Santigosa ejerce y analiza la influencia desde hace más de 20 años en sus puestos de directivo de compañías multinacionales y como consultor independiente y formador. Licenciado en Ciencias Económicas y MBA por ESADE, profesor, conferenciante y fundador de la empresa de desarrollo de habilidades profesionales Gym of Skills, Xavier es un apasionado del proceso de influencia personal y profesional: venta, comunicación, interacción, dirección de equipos, relacional… Ha dedicado su trayectoria profesional a ayudar a personas y organizaciones nacionales e internacionales de todos los sectores a «adrenalizarse» a través de la influencia.

Las tendencias tecnológicas operativas en 2021

tendencias tecnologia

 

De un solo vistazo, podemos enmarcar como tendencias tecnológicas para 2021 a la inteligencia artificial (IA), la tecnología 5G, la ciberseguridad, los datos de la salud, la ciencia cognitiva y la analítica del dato.

La reinvención es clave después de que la crisis del covid-19 haya acelerado drásticamente la necesidad de acelerar nuestros procesos digitales. Afrontar la pospandemia y mantenerse actualizado con las nuevas tecnologías es fundamental para monitorizar nuestro negocio. La tecnología ayudará a las empresas a tomar decisiones en tiempo real, mediante el uso del aprendizaje continuo y la valoración de los estados del proceso de negocio.

La tecnología 5G se va a encargar de acelerar los procesos industriales, haciéndolos cien veces más rápidos y garantizando una conectividad de red estable y constante. La baja latencia y la alta velocidad de conexión ofrecen la posibilidad de manejar una mayor cantidad de diferentes tipos de datos de una manera unificada y hacerlos disponibles donde sea necesario, cuando sea necesario y con el nivel adecuado de accesos, velocidad y seguridad.

Hace unos días, la empresa SolarWinds, que provee la red SolarWinds Orion a 300.000 clientes en todo el mundo -incluyendo al Ejército de EE.UU. y al Pentágono, entre otras entidades-, reconoció que había sufrido un ataque virtual. ¿Cómo nos protegemos ante las amenazas del ciberespacio? Más de dos tercios de las empresas españolas carecen de personal para poder afrontar los ataques y amenazas del ciberespacio. El blockchain y la nube proponen sin duda nuevos retos en ciberseguridad, y aspectos tan cruciales como el Big Data, Machine Learning o la Inteligencia Artificial pueden suponer un antes y un después en este campo por las posibilidades que ofrecen en detección y respuestas más automáticas.

Para la pyme, el poder realizar un auditoría de un protocolo de actuación desarrollado e implementado a nivel de empresa es absolutamente crucial. Acciones como un sistema de verificación en dos pasos, actualización de dispositivos, cambio de contraseñas y certificado SSL más doble factor de autenticación suponen el poder progresar digitalmente en modo seguro.

Dado que existe una baja percepción del problema y que además un ataque conllevaría un grave impacto económico, se debería proceder con celeridad en la inversión de esta tecnología.

“Las empresas deben estar al corriente de las tendencias digitales críticas para poder evolucionar en sus negocios”

En el ámbito sanitario, la atención médica ha cobrado un papel determinante, alcanzando un volumen de datos elevadísimo. La utilización del Big Data y la IA nos ha llevado a un seguimiento médico en remoto sin precedentes. La telesalud ha sido embebida en soluciones de software capaces de monitorizar los datos de cada paciente, ofreciendo una aplicación capaz de tener interconectados los centros de salud, los expertos sanitarios y los datos de cada paciente. De esta forma, la analítica predictiva hará que los especialistas puedan tomar decisiones anticipadas sobre las distintas enfermedades.

Por último, en el ámbito de los recursos humanos, la combinación de ciencia cognitiva y analítica del dato nos va a permitir medir la selección de cualquier candidato de una forma detallada y ajustada a la realidad.

Por todo lo anterior, recuperar la estabilidad y adaptarnos rápidamente a las tendencias tecnológicas nos permitirá mantener un equilibrio activo y seguro.

Una verdadera vocación

“Lo primero es encontrar tu pasión; segundo, mucha dedicación; y tercero, creer en ti mismo”. Es la fórmula de todo un campeón español que al escribir su historia también lo hace del deporte español, y que encara un año clave que puede redondear en los Juegos Olímpicos. Jon Rahm.

Pasión y dedicación que han demostrado también nuestros científicos y sanitarios durante el último año. Hemos presumido durante años de tener la mejor sanidad del mundo, y quizá sea así en términos de calidad-precio. Los ciudadanos que viven en España tienen acceso a una calidad sanitaria de primerísimo nivel y, aunque el talento de nuestros profesionales está fuera de toda duda, no sucede lo mismo con la gestión.

Enviamos a nuestro personal sanitario a la guerra contra el virus pertrechado con bolsas de basura y mascarillas caseras en los momentos en los que los embates del virus eran más duros, mientras a nuestra Administración la estaban engañando hasta con las mascarillas. Las consecuencias han sido devastadoras: según cifras oficiales del Ministerio de Sanidad, a 17 de diciembre, sumamos más de 93.000 sanitarios contagiados de coronavirus en España, aunque los colegios de médicos y enfermeros creen que las cifras reales son muy superiores. Sin que haya cifra oficial de sanitarios fallecidos -no interesa-, hemos pulverizado todos los registros mundiales en este triste ranking mientras que el -todavía hoy- director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, afirmaba que el personal sanitario se había contagiando menos en la segunda ola porque habían tenido «más precaución en su vida privada», dando a entender que los contagios y fallecimientos de médicos, enfermeros y demás personal sanitario en la primera ola se debían a su propia negligencia.

Nos lamentamos de que no haya personal suficiente en residencias y hospitales, pero lo que nos debería sorprender es que todavía nos queden tantos y tan buenos profesionales con el pobre reconocimiento -y salario- que reciben por su labor. Son nuestra última opción para agarrarnos a la vida cuando más cerca estamos de la muerte.

Unos aplausos desde el balcón ideados por el propio Ministerio de Sanidad, aunque no dejan de ser una jugada magistral para controlar el cierre de informativos y, por tanto, a la opinión pública, me parecen un pobre reconocimiento para los que verdaderamente se han batido el cobre. Eso sí, en marketing no hay quien nos gane: somos el único país que ha puesto una etiqueta inmensa en las cajas de las vacunas recibidas con el nombre de Gobierno de España y nuestra bandera, como si las hubiéramos desarrollado nosotros.

Es un clamor. Aceptamos con resignación cómo excelentes sanitarios y científicos se ven empujados a buscarse la vida en otros países porque en el nuestro no se apuesta por la ciencia y la sanidad más que de cara a la galería. Nosotros los formamos y otros países les dan los medios para que desarrollen su labor. Mal negocio.

Con la campaña de vacunación se atisba el principio del final de esta pesadilla. Se prevé que conviviremos con el covid como con la gripe: vacunas anualmente actualizadas para la población de riesgo debido a la mutación del virus, mientras el resto nos confiamos a un tratamiento farmacológico para casos de contagio. En ese momento, estoy seguro de que retiraremos el foco de nuestros científicos y sanitarios porque, una vez más, ‘solo nos acordaremos de Santa Bárbara cuando truene’.

 

Carta publicada en el Nº 27 de la revista Influencers.

China quiere ser líder en vehículos autónomos en 2025

China aspira a ser líder en vehículos autónomos en 2025, cuando espera que la mitad de las ventas en el país ya no sean de coches ‘normales’.

El gigante asiático busca adelantar a los Estados Unidos en conducción autónoma. Y tiene en su mano a un enorme portfolio de fabricantes dispuestos a recrear a nivel local el éxito global de Tesla. El objetivo es que, en 2025, la mitad de las ventas de coches en el país sean de vehículos autónomos.

De conseguirlo, podría no solo liderar un mercado emergente llamado a cambiar el transporte tal y como lo conocemos, sino a revolucionar su propio modelo de sociedad.

China es uno de los países con más coches del planeta. Aunque Estados Unidos gana en número de vehículos, con más de 260 millones de unidades registradas en 2015, frente a los casi 163 millones de China, según Datos Macro. La cifra está prácticamente pareja en la actualidad, dado que las Autoridades chinas aseguraron en 2017 que ya había más de 300 millones de vehículos en el país. Los datos de Estados Unidos mostrarían incluso menos unidades aquel año. La diferencia parece que radica en el número de vehículos de pasajeros, donde China sí lidera. No así en otras tipologías.

Al margen de eso, aunque también debido precisamente a eso, que China apueste por la movilidad autónoma es un cambio de paradigma significativo. Sobre todo para sus propios ciudadanos, acostumbrados en la actualidad a eternos atascos para moverse siquiera unos pocos kilómetros de camino al trabajo.

China apuesta por los vehículos autónomos

La apuesta por vehículos autónomos generaría una movilidad inteligente traducida en eficiencia en los desplazamientos y en el propio uso de los coches. Quizás como servicio, y no como objeto en posesión. Algo que perjudicaría a sus cifras de vehículos en circulación, pues habría menos y no se estarían matriculando cerca de 30 millones de nuevos coches al año, como sucedió en 2019. Pero mejoraría desde los niveles de contaminación, hasta las cifras de accidentes de tráfico: los vehículos autónomos están llamados a acabar con ellos para siempre.

Ahora bien, el proceso será relativamente lento, aunque para 2025 apenas queden cinco años. Hay que tener en cuenta que el concepto de ‘vehículo autónomo’ es bastante amplio: hay diferentes niveles de autonomía de los coches. De hecho, el objetivo de China es que el 70% de los vehículos en circulación en el país en 2030 sean de nivel 2 o nivel 3. Lo cual significa que el conductor -humano- tendría ayudas a la conducción (nivel 2) o podría desentenderse de manejar el vehículo bajo ciertas circunstancias, como circulando por carretera (nivel 3). Pero no podría dedicarse a dormir y a ver películas mientras el coche se conduce solo.

Integración con las Smart Cities para una nueva movilidad inteligente

El Gobierno chino espera que el 20 % de los vehículos del país sean totalmente autónomos en 2030. Y busca que en 2035 estén plenamente integrados en su programa de Smart Cities, o ciudades inteligentes y conectadas. Para lograrlo, ya está ajustando su legislación para permitir que estos vehículos autónomos puedan circulan con relativa normalidad. Y continúa apoyando a empresas locales que trabajan -en feroz competencia con las estadounidenses- por eliminar pedales y volantes de los coches.

Para ello, cuenta con un Centro Nacional de Innovación en Vehículos Inteligentes y Conectados, que depende del Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información. Y con mucho dinero y talento al servicio de las privilegiadas mentes -y empresas, algunas filiales de fabricantes internacionales- que trabajan a destajo para que China pueda liderar la nueva movilidad. La del futuro.

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